Ovando y la expedición de América


Escrito por Rivero, Francisco (1992)


Fray Ramón Pané fue el primer catequista y maestro de América. Llegó este religioso jerónimo en el segundo viaje de Colón. Vivió durante casi un año en la región de Macorix, al este de Santo Domingo. Luego pasó a la zona de La Vega Real, situada más hacia el norte. Allí aprendió la lengua de los indios tainos, siendo el primer europeo en conocerla. También enseñó el castellano a los nativos. Escribió “Relación acerca de las antigüedades de los indios” que constituye la primera fuente que se posee sobre los ritos, conjuros, ceremonias, medicinas y costumbres de los aborígenes de la Española.

El vicario apostólico en las Indias, padre Bernardo Boil, ofició la primera misa en América ante la mirada atónita de los indígenas. Era el 6 de enero de 1494 (día de la Epifanía como manifestación de Jesucristo como Dios a todos los gentiles) en la Isabela, la ciudad americana que fundo Cristóbal Colón al norte de Santo Domingo y de la que se conservan sus restos. Otros oficiantes fueron fray Ramón Pané (jerónimo), fray Juan Borgoñón, fray Juan Tisino y fray Rodrigo Pérez, franciscanos.

Ya en pleno gobierno de Ovando, en 1504, comenzó la vida de la Iglesia como institución en nuestra isla; afirma el profesor Lorenzo Rodríguez Martínez en su obra “Panorámica colonial de la isla Hispaniola” y autor también de la obra “V Centenario del Descubrimiento y evangelización del Nuevo Mundo”.

Nicolás de Ovando llegó a la isla en 1502 acompañado de un numeroso grupo de franciscanos bajo la obediencia de fray Alonso de Espinar, ya que esta orden era muy querida por él. Le construyó un convento cuyas ruinas aún se conservan en el casco colonial de la actual Santo Domingo.

En el memorial de Ulloa y Golfín se dice que la reina Isabel la Católica le encargó al cuidado del culto y reverencia de Dios, de la buena fe, el buen tratamiento de los indios y otras. “Entre otras cláusulas de sus instrucciones fue una muy principal y muy encargada y mandada, conviene saber que todos los indios vecinos y moradores desta isla fuesen libres y no sujetos a servidumbre ni molestados ni agraviados de alguno, sino que viviesen como vasallos de los Reinos de Castilla y mandándole asimismo que diese orden como en nuestra santa fe católica fuesen instruidos, y cerca deste cuidado del buen tratamiento y conversión desta gente fue siempre la bienaventurada reina muy solícita”.

Nada más llegar nuestro paisano publicó importantes órdenes dirigidas a todos con el fin de mejorar la situación de los indios, dando prueba con ello de sus caritativos deseos y realizar cuanto antes las sugerencias dadas por la reina. “Dispensó una protección ilimitada a los religiosos, especialmente a los franciscanos de quienes era muy entusiasta, facilitándoles los medios necesarios para el desempeño de sus tareas apostólicas, escribe su biógrafo Eugenio Escobar Prieto, que fuera deán de la Catedral de Plasencia”.

Ovando escribió a la reina informándole de la situación que vio cuando llego a la Española, así como de las costumbres “inhumanas” de los aborígenes y expresando sus temores en cuanto a la salvación de sus almas, La reina le contesta en estos términos: “Por cuanto ella deseaba y pudiera decir que era obligada, y en ello no le iba menos que el alma, que los indios se convirtiesen”.

Nicolás de Ovando mandó levantar en 1502 el monasterio de San Francisco, primero de América. Sus ruinas se conservan hoy sobre un altozano que domina la ciudad, ofreciendo un aspecto de grandiosidad y fuerza. El monasterio estaba integrado por tres edificios unidos entre sí: El templo, el convento y la capilla de la Tercera Orden. Eran los franciscanos los que tenían permiso de los Reyes Católicos para instruir a los indígenas y fundar monasterios e iglesias.


OTROS SERVICIOS DE LA IGLESIA

La iglesia tenía la responsabilidad de la educación, por orden directa de la Corona de Castilla. Ovando construía siempre una iglesia y una casa anexa en los pueblos que fundó. Mas adelante, en 1503, se da a Ovando una ordenanza real en la que se dispone “que se hicise hacer una casa a donde dos veces por semana se juntasen los niños de cada población y el sacerdote les enseñase a leer, a escribir y la doctrina cristiana con mucha claridad, como el Padre Nuestro, el Credo y la Salve Regina”.

Como sabía la importancia que tenían los misioneros para expandir la religión católica, escribió al rey Fernando para que éste solicitara un aumento de los religiosos en la isla. La solicitud del rey al capítulo general de la orden franciscana salió firmada en Burgos el 14 de abril de 1508.

Tal fue el celo de Ovando por evangelizar la Española que se hablaba de la creación de un arzobispado y dos obispados, Las bulas expedidas por el Papa Julio II, que gobernó la Iglesia universal de 1503 a 1513 fueron muy raras, pero si permiten conocer la existencia de la toponimia indígena pues se “latinizan” nombres de ciertos lugares, Un ejemplo de todo ello arzobispado Higüey (población situada al Este de la isla), ya que en la bula de su erección se le denomina “Higüeitense” que abarca la zona de Higüey, Magua y Baiona. Esta última era la capital del Marién.
En Higuey estaba la jurisdicción de Santo Domingo y en Magua la de Concepción de la Vega, ciudad donde en el “Santo Cerro” plantó Cristóbal Colón una cruz de madera, al igual que hiciera en Baracoa, la ciudad oriental de Cuba.
También mandó levantar Ovando el primer hospital de piedra de toda América, el de San Nicolás de Bari y su iglesia. Después de esto ordenó la construcción de los de San Andrés o Padre Billini y de San Lorenzo.


LA PATRONA DE LA ESPAÑOLA

La Patrona de la actual República Dominicana es Nuestra Señora de Alta Gracia, la misma que lo es del cercano pueblo de Garrovillas de Alconétar. La devoción a esta advocación mariana en Extremadura se remonta a la época visigoda. Su fama se fue extendiendo por toda Extremadura, incluso durante la ocupación musulmana continuó su culto en la zona y llegó hasta la Mancha y otras regiones. A La Española fue durante los primeros años del siglo XVI, cuando gobernaba Ovando.

El hecho fue el siguiente: Unos garrovillanos que se apellidaban Trejo o Trexo vivían en Plasencia y allí poseían un cuadro de Nuestra Señora de Alta Gracia, cuadro que llevaron a la Española y extendieron allí su culto. (Hay que decir que “garrovillanos” se les decía a todos los hombres que fueron con Ovando y que habían nacido en Brozas o en sus alrededores, ya que el gobernador, como ocurre en todas las épocas, repartió los mejores cargos entre sus amigos y paisanos). Hoy Higüey, una pequeña ciudad que fundó en 1504 Juan de Esquivel por orden del gobernador Ovando, es la meca religiosa del pueblo dominicano, pues allí está la bas1ica menor de Nuestra Señora de Altagracia, la Santa Patrona de la isla, y cuya fiesta se celebra el 21 de enero. La basílica es un monumento arquitectónico de impresionantes líneas modernas. En su interior se conserva la milagrosa imagen de Nuestra Señora sobre el óleo del siglo XVI. Como dato curioso, cabe resaltar que el garrovillano fray Alonso Nieto fundó en Argentina el pueblo de Altagracia, pueblo que posee un templo dedicado a esta advocación.

Después de Ovando llegaron los dominicos, como fray Pedro de Córdoba, fray Bernardo de Santo Domingo, fray Domingo de Mendoza y fray Antón de Montesinos, elocuente orador y hombre valiente. Este se haría muy célebre después de pronunciar un sermón el cuarto domingo de Adviento de 1511 en la iglesia, cuando estaba presente el gobernador Diego Colón -sustituto de Ovando- y demás autoridades de la colonia. La homilía fue una encendida defensa de los indios y un clamor por la justicia en América. Hoy Montesinos está considerado como el precursor del Derecho Internacional de Gentes.

Fray Antón de Montesinos tiene un magnífico e imponente monumento en un jardín cercano al mar Caribe, en la parte colonial de Santo Domingo y un óleo del pintor y escultor español Joaquín Vaquero Turcios, que se encuentra, al igual que la estatua de Nicolás de Ovando del mismo autor, en la colección del Museo de las Casas Reales en Santo Domingo.


LA PRIMACIA EN AMERICA

Cuenta también Santo Domingo con la primacía de la iglesia en América. La catedral de Nuestra Señora de la Encarnación fue mandada levantar por el Papa
Julio II. Su primera piedra se puso en 1521 y fue terminada veinte años después. Es el único templo de estilo gótico tardío en el Nuevo Mundo. En su lugar había antes una iglesia de paja donde se celebraba una ceremonia especial con la asistencia de las altas autoridades civiles, militares y religiosas de la isla.
Según el padre Carlos Nouel en su “Historia de la Iglesia” todos los pueblos que fundó Ovando, y fueron quince, tuvieron su iglesia. La Vega tuvo una iglesia catedral construida de piedra, un convento de franciscanos, una fortaleza y hasta una fundición de oro. También Ovando mandó construir en Santiago de Jacagua otra iglesia y edificaciones anexas pero éstas, como las de las Vegas, fueron destruidas en el terremoto de 1562.
Esto es lo que dice una información actual dominicana: “Todo lo que usted observa aquí es decir, en referencia a monumentos de importancia, representa en un inicio lo que fue la base de la colonización y el afianzamiento del imperio español en traer la cristianización y la civilización a estos pueblos que ellos consideraban en la barbarie”.